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El otro embrujo de los Tuxtlas

16 mayo, 2013 Editorial
  • Actualidad
(Fotos: Arturo Soto)

Bordeando el lago de Catemaco, los paisajes que encuentro revelan una intensa y caótica vegetación selvática que fascina.

Conocer y disfrutar la selva tropical es una experiencia que nadie deberí­a perderse en la vida, escucho decir a mis anfitriones, justo cuando nos trasladamos a una pequeña comunidad rural llamada López Mateos para recorrer y acampar en la Selva del Marinero, situada en la Reserva de la Biósfera de los Tuxtlas en el estado de Veracruz.

 
En este territorio los campesinos que habitan la comunidad, cuidan y protegen la montaña, a la jungla que nos da sombra, refugio, aire y agua limpia a través de extensos rí­os, manantiales e imponentes cascadas.
 
Hogar de incontables especies de flora y fauna en peligro de extinción como es el jaguar, el puma y el tepezcuintle.
 
En este paraí­so terrenal a mi arribo, descubro todaví­a es posible apreciar la belleza de abundantes cascadas y nadar en pozas de agua cristalina, además de deleitar el sazón de la cocina regional y caminar a través de senderos que nos permiten apreciar la hermosura de la selva alta al momento que trepamos la montaña.
 
Selva del Marinero
 
Los guí­as son campesinos capacitados para cuidar de los viajeros en todo momento. La subida es muy inclinada. Ellos cargan el botiquí­n, las tiendas de campaña, las viandas para cenar y nos ayudan a entender a la selva, al identificar plantas e interpretar canto de aves y sonidos de animales que encontramos a nuestro paso, como son las chachalacas, el ulular de búhos y aullido de changos.
 
A la sombra de densos árboles durante casi tres horas recorremos tres kilómetros de senderos para llegar al campamento ubicado a una altitud de 800 metros sobre el nivel del mar. A nuestro paso el canto de las cigarras llamadas chicharras es ensordecedor, piden agua, lluvia y cuando esta llega en el mes de julio, estos insectos mueren cuando tardaron 20 años en salir de su capullo durante la primavera.
 
Al atardecer el primer mirador ofrece una vista inolvidable que permite apreciar la Reserva de la Biósfera de los Tuxtlas, del mar y de la Laguna de Santecomapan.
 
Sudorosos y hambrientos todos cooperamos para instalar las tiendas de campaña y preparar la cena. A unos metros de distancia se encuentra el mirador. Hoy la luna nos acompaña e ilumina cañadas cubiertas de niebla, las nubes intentan subir como si escaparan de una olla pero los fuertes vientos frí­os y calientes las hunden.
 
Comunidad Miguel Hidalgo
 
Muy temprano nos levantamos para ver el amanecer en el mirador y admirar el verdor de la Sierra de Santa Martha. Después de recoger el campamento vamos de retorno a la comunidad para desayunar e ir ahora a la cueva de los murciélagos, nadar y después de comer al atardecer, trasladarnos a la comunidad Miguel Hidalgo.
 
En este entorno rural luego de participar en un taller de educación ambiental, de ir al mirador al amanecer para observar tucanes, oropéndolas, halcones y parejas de loros que buscan alimento, visito la Poza El Encanto, el Lago Apompal y la cascada Cola de Caballo, sobresaliendo esta última por su belleza al tener una caí­da de 60 metros.
 
La pródiga naturaleza del lago volcánico Apompal, enamora, se encuentra rodeado por enormes árboles llamados amates, ceibas y apompos, y como un niño puedes trepar en inmensas lianas como todo un Tarzán.
 
 
 
4 dí­as/3 noches no bastan para gozar de este entorno, son muchos los escenarios a visitar. La Reserva de la Biósfera de los Tuxtlas comprende tres zonas núcleo: el Volcán de San Martí­n Tuxtla, la Sierra de Santa Martha y San Martí­n Pajapan, y la zona de amortiguamiento está habitada por comunidades indí­genas y mestizas que hablan náhuatl, zoque y popoluca.
 
Actualmente sólo queda poco más del 10 por ciento de la cobertura vegetal original. La euforia ganadera y agrí­cola de los años setenta y ochenta terminó con más de tres cuartas partes de la selva de Los Tuxtlas.
 
Este proyecto ecoturí­stico llamado Turismo Campesino nació en 1997 para evitar la destrucción de la jungla en la región. Promueve el desarrollo sustentable, mejora económica y de calidad de vida de los habitantes de las comunidades López Mateos y Miguel Hidalgo.
 
Catemaco
 
Antes de regresar a la Ciudad de México doy un paseo por el pueblo de Catemaco, su nombre significa lugar de casas quemadas, hogar de brut3new y curanderos. El principal sitio a visitar luego de recorrer el lago en lancha, es la Basí­lica de Nuestra Señora del Carmen.
 
Cuenta la leyenda que la imagen de la Virgen del Carmen se apareció a un humilde pescador de nombre Juan Bautista Catexmaxca, originario de San Andrés, sobre una roca situada frente a la cueva, dejando en ella las huellas de sus benditas plantas. Al enterarse los habitantes de San Andrés vinieron en procesión para llevársela a su templo, del cual desapareció en dos ocasiones para reaparecer nuevamente en la cueva, ante este hecho la gente del pueblo respetó su decisión de quedarse en esta antigua urbe.
 
 
Tip
 
(No salir de los senderos establecidos, no tocar plantas ni insectos.
 
Indispensable llevar:
 
(Bloqueador solar y repelente contra insectos biodegradables
(Ropa y zapato cómodo para caminar en el monte
(Impermeable
(Bolsa de dormir, lámpara
(Cámara de fotografí­a y de video
 
Hospedaje
Cómodas cabañas con literas y camas matrimoniales con baño y servicio de agua caliente
 
Dónde comer en comunidades
Se desayuna, come y cena en casa de los campesinos, comida tí­pica de la región
 
Quién te lleva
 
Red de Ecoturismo de los Tuxtlas
Calle Martha No. 124, Col. Lorenzo Xicoténcatl, Iztapalapa
México, DF, C.P. 09130
Tels: 01 (55) 5773-1861
www.tuxtlas.org; rcruz90@hotmail.com
 

En este territorio los campesinos que habitan la comunidad, cuidan y protegen la montaña, a la jungla que nos da sombra, refugio, aire y agua limpia a través de extensos rí­os y manantiales.

 

Cascada

Imponentes cascadas….

Hogar de incontables especies de flora y fauna en peligro de extinción como es el jaguar, el puma y el tepezcuintle.

En este paraí­so terrenal a mi arribo, descubro todaví­a es posible apreciar la belleza de abundantes cascadas y nadar en pozas de agua cristalina, además de deleitar el sazón de la cocina regional y caminar a través de senderos que nos permiten apreciar la hermosura de la selva alta al momento que trepamos la montaña.

Selva del Marinero

Los guí­as son campesinos capacitados para cuidar de los viajeros en todo momento. La subida es muy inclinada. Ellos cargan el botiquí­n, las tiendas de campaña, las viandas para cenar y nos ayudan a entender a la selva, al identificar plantas e interpretar canto de aves y sonidos de animales que encontramos a nuestro paso, como son las chachalacas, el ulular de búhos y aullido de changos.

A la sombra de densos árboles durante casi tres horas recorremos tres kilómetros de senderos para llegar al campamento ubicado a una altitud de 800 metros sobre el nivel del mar. 

A nuestro paso el canto de las cigarras llamadas chicharras es ensordecedor, piden agua, lluvia y cuando esta llega en el mes de julio, estos insectos mueren cuando tardaron 20 años en salir de su capullo durante la primavera.

Al atardecer el primer mirador ofrece una vista inolvidable que permite apreciar la Reserva de la Biósfera de los Tuxtlas, del mar y de la Laguna de Santecomapan.

En la noche, sudorosos y hambrientos todos cooperamos para instalar las tiendas de campaña y preparar la cena. A unos metros de distancia se encuentra el mirador. Hoy la luna nos acompaña e ilumina cañadas cubiertas de niebla, las nubes intentan subir como si escaparan de una olla pero los fuertes vientos frí­os y calientes las hunden.

Comunidad Miguel Hidalgo

Muy temprano nos levantamos para ver el amanecer en el mirador y admirar el verdor de la Sierra de Santa Martha. Después de recoger el campamento vamos de retorno a la comunidad para desayunar e ir ahora a la cueva de los murciélagos, nadar y después de comer al atardecer, trasladarnos a la comunidad Miguel Hidalgo.

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Turistas alemanes

En este entorno rural luego de participar en un taller de educación ambiental, de ir al mirador al amanecer para observar tucanes, oropéndolas, halcones y parejas de loros que buscan alimento, visito la Poza El Encanto, el Lago Apompal y la cascada Cola de Caballo que tiene una caí­da de 60 metros.

La pródiga naturaleza del lago volcánico Apompal, enamora, se encuentra rodeado por enormes árboles llamados amates, ceibas y apompos, y como un niño puedes trepar en inmensas lianas como todo un Tarzán.

4 dí­as/3 noches no bastan para gozar de este entorno, son muchos los escenarios a visitar. La Reserva de la Biósfera de los Tuxtlas comprende tres zonas núcleo: el Volcán de San Martí­n Tuxtla, la Sierra de Santa Martha y San Martí­n Pajapan, y la zona de amortiguamiento está habitada por comunidades indí­genas y mestizas que hablan náhuatl, zoque y popoluca.

Actualmente sólo queda poco más del 10 por ciento de la cobertura vegetal original. La euforia ganadera y agrí­cola de los años setenta y ochenta terminó con más de tres cuartas partes de la selva de Los Tuxtlas.

Este proyecto ecoturí­stico llamado Turismo Campesino nació en 1997 para evitar la destrucción de la jungla en la región. Promueve el desarrollo sustentable, mejora económica y de calidad de vida de los habitantes de las comunidades López Mateos y Miguel Hidalgo.

Catemaco

Antes de regresar a la Ciudad de México doy un paseo por el pueblo de Catemaco, su nombre significa lugar de casas quemadas, hogar de brujos y curanderos. El principal sitio a visitar luego de recorrer el lago en lancha, es la Basí­lica de Nuestra Señora del Carmen.

Vista del Lago de Catemaco

Vista del Lago de Catemaco

Cuenta la leyenda que la imagen de la Virgen del Carmen se apareció a un humilde pescador de nombre Juan Bautista Catexmaxca, originario de San Andrés, sobre una roca situada frente a la cueva, dejando en ella las huellas de sus benditas plantas.

Al enterarse los habitantes de San Andrés vinieron en procesión para llevársela a su templo, del cual desapareció en dos ocasiones para reaparecer nuevamente en la cueva, ante este hecho la gente del pueblo respetó su decisión de quedarse en esta antigua urbe.

Tip

No salir de los senderos establecidos, no tocar plantas ni insectos

Indispensable llevar

Bloqueador solar y repelente contra insectos biodegradables, ropa y zapato cómodo para caminar en el monte, impermeable, bolsa de dormir, lámpara, cámara de fotografí­a y de video.

Dónde dormir

En las comunidades el hospedaje es en cómodas cabañas con literas y camas matrimoniales con baño y servicio de agua caliente.

Dónde comer

En las comunidades se desayuna, come y cena en casa de los campesinos, comida tí­pica de la región.

Quién te lleva

Red de Ecoturismo de los Tuxtlas

Calle Martha No. 124, Col. Lorenzo Xicoténcatl, Iztapalapa

México, DF, C.P. 09130

Tels: 01 (55) 5773-1861

www.tuxtlas.org; rcruz90@hotmail.com

Texto: Arturo Soto

 

Amanecer Selva del Marinero

Amanecer Selva del Marinero

 

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